Los ejercicios de Kegel
Los ejercicios de Kegel
Los ejercicios de Kegel fueron originalmente ideados para fortalecer a los músculos del piso de la pelvis después del parto.
Reciben su nombre en honor a su inventor, el Dr. Arnold Kegel quien, en la década de los 40, los recomendaba a sus pacientes como método de control de incontinencia urinaria, ya que ésta se presenta, entre otras razones, por el debilitamiento de los músculos de ésta área.
Luego de 6 a 8 semanas de realizarlos, notará que tiene menos pérdidas de orina y mejor control de la vejiga.
Puede hacer los ejercicios de Kegel mientras está acostada, sentada ante un escritorio o de pie.
El truco es encontrar los músculos que hay que apretar.
Pruebe una de las siguientes formas para encontrar los músculos correctos para apretar --fortalecer--
Imagine que está intentando contener gases. Apriete los músculos que usaría. Si siente un tirón, está apretando los músculos correctos para los ejercicios pélvicos.
Imagine que está sentada sobre una canica y desea recogerla con la vagina. Imagine que succiona la canica hacia adentro de la vagina.
Acuéstese e introduzca un dedo en su vagina. Apriete como si estuviera intentando aguantar la orina. Si siente que la piel alrededor de su dedo esté ajustada, está apretando los músculos correctos de la pelvis.
No apriete otros músculos al mismo tiempo. Tenga cuidado de no tensar el estómago, las piernas u otros músculos. Apretar los músculos equivocados puede añadir presión a los músculos que controlan la vejiga. Apriete sólo el músculo de la pelvis. No aguante la respiración.
Repita los ejercicios, pero no los haga demasiado. Al principio, busque un sitio tranquilo donde practicar, como el baño o su habitacion, para poder concentrarse. Acuéstese en el piso. Contraiga los músculos de la pelvis y manténgalos así mientras cuenta hasta 3; luego relájelos mientras cuenta hasta 3. Haga de 10 a 15 repeticiones cada vez.
Haga los ejercicios pélvicos por lo menos 3 veces al día. Todos los días, use tres posiciones: acostada, sentada y parada. Puede hacer los ejercicios acostada en el piso, sentada frente a un escritorio o parada en la cocina. Si usa las 3 posiciones, los músculos se volverán más fuertes.
Tenga paciencia. No se dé por vencida. Sólo toma 5 minutos, tres veces al día. Puede que no note mejoras en su control de la vejiga hasta pasadas de 3 a 6 semanas. Aún así, la mayoría de las mujeres notan mejoras luego de algunas semanas.
Para que sean mas eficaces, un cambio de hábitos es recomendable. Algunos hábitos saludables que le recomendamos son:
Orinar en momentos planeados. Al llevar un registro de cuándo sufre los escapes de orina, tal vez determine que hay ciertos momentos del día en los que tiende a tener accidentes. Puede usar esta información para ir al baño en momentos planeados y así evitar los accidentes. Una vez que haya establecido un patrón, podrá aumentar el control de la vejiga extendiendo el tiempo entre las idas al baño. Al forzar los músculos de la pelvis para aguantar por más tiempo, los fortalecerá.
Cambios en lo que consume. Quizás descubra que ciertos alimentos y bebidas la hacen orinar más a menudo.
Es posible que evitar las bebidas con cafeína como café, té o sodas le ayude a controlar la vejiga. Puede escoger el tipo descafeinado de su bebida favorita.
Asegúrese de no estar tomando demasiado líquido, porque eso le hará producir una gran cantidad de orina. Si le molesta tener que orinar durante la noche, tome la mayor cantidad de líquidos durante el día y limite lo que bebe después de cenar. Pero no debe evitar tomar líquidos completamente por miedo a sufrir un accidente.
Algunos alimentos pueden irritar la vejiga y causar una urgencia para orinar.
Hable con su médico sobre los cambios en la dieta que pueden afectar a su vejiga.
Pérdida de peso. El sobrepeso causa más presión sobre la vejiga. Al bajar de peso, aliviará la presión y es posible que recupere el control de la vejiga.
Para el manejo de una vejiga hiperreactiva, puede que su médico le recete una medicina que tenga un efecto relajante de los músculos y los nervios vesicales.
En general, si la incontinencia urinaria responde bien al tratamiento médico, no requerirá de otro tipo de procedimientos como la cirugía, por ejemplo; pero la respuesta individual al tratamiento será lo que marque la pauta que el médico debe seguir.