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Los niños que crecen en granjas sufren menos alergias.

Crecer en una granja tiene un efecto antialérgico que se mantiene hasta la edad adulta, reveló un estudio en Suecia.  El equipo de Jonas Eriksson, de la Universidad de Gotemburgo, halló que las personas que pasaban los primeros cinco años de vida en una granja eran un 20 por ciento menos propensos a sufrir los síntomas alérgicos desde los 16 años y hasta los 75 años de edad.

La rinitis alérgica se volvió cada vez más común desde mediados del siglo XX, aunque los investigadores ignoran los motivos de este aumento.

Previamente el equipo ya había identificado la condición en el 30 por ciento de los adultos en el oeste sueco. "La prevalencia que hallamos en ese estudio era alta, pero en algunos países, como Australia, la incidencia es aún mayor", dijo Eriksson.

Para investigar si los efectos protectores de crecer en una granja se extienden en la edad adulta, el equipo interrogó a 18.087 residentes de Suecia occidental sobre su salud respiratoria y si habían vivido en el campo durante la niñez.

El equipo evaluó también si vivir en un entorno más urbano en la edad adulta modificaba el riesgo de desarrollar rinitis alérgica.

El 20 por ciento de los participantes que había vivido en una granja hasta los 5 años tenía rinitis alérgica, a diferencia del 28 por ciento que no había crecido en el campo.

El efecto protector fue más fuerte entre los de 16 y 30 años (20 versus 31 por ciento) y más débil entre los de 61 y 75 años (17 versus 19 por ciento).

Quienes vivían en las zonas más urbanas (dentro de la ciudad de Gotemburgo, que tiene 700.000 habitantes) tenían el nivel más alto de riesgo de sufrir rinitis alérgica. Ese 28 por ciento de prevalencia disminuyó hasta el 23 por ciento a medida que lo hacía la urbanización del lugar de residencia.

Si bien el efecto protector se mantuvo hasta los 75 años, el efecto de la urbanización no resultó significativo a partir de los 35 años.

Si la vida rural reduce un 20 por ciento el riesgo de desarrollar rinitis alérgica, eso podría marcar una gran diferencia en zonas como Suecia occidental, donde la enfermedad es común. Así, el 30 por ciento de riesgo en la población general bajaría al 24 por ciento en la población rural.

Sólo las granjas con ganado proporcionan esa protección, dijo el autor, pero aclaró que se ignora mediante qué mecanismo. Sin embargo, apuntó al consumo de leche sin pasteurizar y la exposición a ciertos tipos de bacterias.

Tampoco se sabe cómo la vida urbana aumenta el riesgo de desarrollar alergias. "Un factor podría ser el alto nivel de partículas de diésel que emanan los automóviles", escribió el autor.

"Hipotéticamente, podría existir también un mayor conocimiento de la enfermedad en las ciudades que en el campo, lo que explicaría en parte la diferencia", agregó.

 Allergy, online mayo del 2010.